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Anna Ponjoan: “Hay que abordar la identidad de género para reducir la inequidad en salud”

Entrevistamos a la investigadora de la USR Girona, que explica las líneas de investigación que está llevando a cabo en el ámbito de la identidad de género y la orientación sexual y su relación con la atención sanitaria

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El abordaje de la identidad de género y la orientación sexual en la investigación es fundamental para reducir las inequidades en salud. Así lo afirma la investigadora de la Unidad de Apoyo a la Investigación de Girona, Anna Ponjoan, que está liderando tres proyectos que se orientan a descubrir las percepciones y necesidades de salud del colectivo LGTBIQA+. Uno de estos proyectos, el L-HEALTH, centrado en la atención de las necesidades de salud de las lesbianas, se ha presentado esta semana en Barcelona.

¿Qué proyectos de investigación estáis llevando a cabo en vuestro grupo en relación con la salud de personas LGTBIQA+?

Estamos haciendo un estudio cualitativo en la demarcación de Girona, que estamos llevando a cabo la enfermera del CAP Maçanet de la Selva, Alícia Llamazares, y yo, en el que abordamos las necesidades de salud de las personas transexuales en la Atención Primaria. Hemos visto que en muchas ocasiones es difícil poder llegar a este colectivo, que a menudo se siente maltratado o prejuzgado por los profesionales.

Otro proyecto en el que estamos trabajando es el IRIS, financiado por una ayuda del FIS, del Instituto de Salud Carlos III. Se trata de construir una cohorte de personas LGTBQ de Cataluña a partir del SIDIAP. Hay muchas personas que forman parte del colectivo que se han sentido discriminadas o incómodas cuando han acudido a su centro de atención primaria. Esto hace que vayan menos. En el estudio nos centramos en la salud cardiovascular. En el caso de tener factores de riesgo, como hipertensión o hipercolesterolemia, es necesario llevar un control periódico al CAP, y si las personas LTGBIQA+ no acuden a su centro de salud porque no se sienten cómodos, el control de los factores de riesgo cardiovascular podría empeorar. Queremos comparar la situación de la salud cardiovascular y la adherencia a los tratamientos entre las personas de este colectivo y la población general.

¿Cómo seleccionáis la muestra?

La orientación sexual no se pregunta casi nunca y, por tanto, este dato no está recogido en el SIDIAP. No tenemos identificada nuestra población de estudio, así que debemos construir una cohorte de personas LGTBQ. Lo haremos con un método de selección muestral algo complicado que se llama respondent-driven sampling, una técnica a caballo entre el muestreo por bola de nieve y el aleatorio, que permite conseguir muestras representativas de poblaciones poco accesibles (en inglés, hidden populations). Primero, seleccionamos unas diez personas LGTBQ, cada una de las cuales responde una encuesta y la envía a otras tres personas del colectivo y así sucesivamente. Para identificar a los primeros participantes y difundir el estudio, nos estamos poniendo en contacto con diversas asociaciones de todo el país.

¿Qué relevancia tiene este proyecto? ¿Se están realizando otros estudios similares?

Hay muy pocos trabajos al respecto. La investigación sobre la salud entre personas LGTBIQA+ es muy insuficiente, y la poca que existe se centra en el colectivo de hombres que tienen sexo con otros hombres. Además, la temática de estas investigaciones suele ser salud sexual y salud mental. Yo tenía interés en estudiar también otros temas. Asumir que los únicos ámbitos en los que influye la orientación sexual y la identidad de género son la salud sexual y la salud mental es muy atrevido.

Otro proyecto que también estáis llevando a cabo es el L-HEALTH, que se ha presentado públicamente el 22 de abril. ¿En qué consiste?

Es una investigación que tiene el objetivo de identificar las desigualdades en el acceso a la salud entre las lesbianas atendidas en la Atención Primaria y las actitudes de los profesionales respecto al abordaje de las necesidades en salud del colectivo, teniendo en cuenta sus especificidades y experiencias. Nuestro objetivo es mejorar la práctica clínica a partir de las percepciones de las lesbianas y también de los profesionales sanitarios, que no reciben formación en las facultades sobre cómo abordar los problemas de salud de estas personas. Este es un ámbito en el que se hace muy poca investigación y es difícil que los profesionales puedan alcanzar los conocimientos necesarios para llevar a cabo una práctica adecuada. Con L-HEALTH también elaboraremos una cohorte de lesbianas, que compararemos con una muestra de la población general, siguiendo el mismo modelo que utilizamos para el IRIS.

De los resultados que obtengamos del estudio cualitativo con lesbianas y del que hacemos con profesionales, así de los que identificamos en la cohorte, podremos hacer una foto del estado de salud de la comunidad lésbica y podremos identificar cuáles son los aspectos clave, donde se encuentran las mayores diferencias en el abordaje de las necesidades de salud de las lesbianas en relación con la población general y qué necesidades han manifestado los profesionales. Con esta información podremos diseñar una formación específica para los profesionales. Aquí contamos con la experiencia de Sida Studi, que es una de las entidades que participan en L-HEALTH, que tiene mucha experiencia en hacer formaciones. Validaremos esta propuesta formativa en un piloto en el que participarán treinta o cuarenta profesionales. La idea esencial del proyecto es identificar inequidades en salud y hacer de palanca de cambio para mejorar la práctica clínica a la hora de atender a las lesbianas en las consultas de atención primaria.

¿Qué resultados esperáis encontrar en el estudio? ¿Qué hipótesis os habéis planteado?

La hipótesis de partida es que cuando una persona entra en la consulta de Atención Primaria, se asume que tiene siempre un perfil heteronormativo. Esto puede generar incomodidad entre las personas que no responden a ese patrón. Hay otro tema interesante, y es que creo que es necesario preguntar sobre la orientación sexual, pero hay que saber cuándo es conveniente hacerlo y cuándo no, y también cómo hacerlo.

Otra cosa que también abordamos con L-HEALTH es la interseccionalidad, tener en cuenta otros aspectos de cariz sociodemográfico y cultural. Los impactos que tienen las violencias estructurales sobre la salud no sólo vienen dados por la orientación sexual y el género, sino también por otros factores como el país de procedencia o el barrio de residencia.

¿Qué significa para vosotros recibir financiación europea para este proyecto?

Quiere decir que tenemos recursos para hacer investigación de excelencia. Nos permite, por ejemplo, contratar a dos personas que se inician en la investigación en este ámbito. También nos conecta con una amplia red de investigación a nivel europeo.

¿Cuáles son los principales beneficios de conocer mejor la salud de las personas LGTBIQA+ para el colectivo y los profesionales de la salud?

El hecho de poner sobre la mesa la orientación sexual y la identidad de género en la asistencia sanitaria y en la investigación permite visibilizar y romper las inequidades en salud. Si seguimos silenciándolo, perpetuamos unas prácticas clínicas que no son las más adecuadas para estas personas.

Por lo que respecta a la investigación, es importante llevar a cabo una práctica de excelencia. Este es un ámbito que se ha estudiado muy poco y es importante que el nuevo conocimiento que vayamos generando sea riguroso para poder mejorar la práctica clínica. Sin evidencia científica es muy difícil poder mejorar las cosas.

¿Qué importancia tiene la mirada LGTBIQA+ en el diseño y la implementación de proyectos de investigación?

Es indispensable. No se puede hacer de otra forma. Hay una parte, que va más allá del sexo, y es que acabas viviendo la vida y viendo la realidad desde una posición distinta a la heterocisnormativa. Por ejemplo, ser lesbiana no es sólo practicar sexo con mujeres, implica una forma distinta de vivir y ver las cosas.

Sin embargo, las necesidades que tienen las lesbianas, los gays, las personas transexuales y el resto de las personas que se identifican con cada una de las letras del acrónimo son muy diferentes. ¿Cómo hacer frente a estas necesidades tan diversas desde la investigación?

Efectivamente, sus necesidades son muy diferentes y también encontramos diferencias dentro de cada letra. Sin embargo, necesitamos acercarnos a estas diferencias poco a poco. A partir de ahora, tenderemos a realizar proyectos de investigación cada vez más acotados, para poder identificar las necesidades de salud de cada colectivo. Pero antes de separar, debemos haber hecho un abordaje más amplio.